sábado, 6 de abril de 2013

RESTAURANTES DE FAMOSOS
La calidad de los restaurantes se clasifica con tenedores, pero en muchos las estrellas son quienes mandan. No las Michelin, sino aquellas que han decidido invertir gran parte de su dinero y un poco menos de su tiempo en un establecimiento. Con mayor o menor conocimiento del sector hostelero, actores, directores, cantantes, deportistas y bailarines han creído que su mera imagen bien les iba a servir para atraer clientela. Por eso, los traspiés han sido múltiples y bastante sonados.
Rodeada de polémica, 'La Bardemcilla de Santa Ana’ tuvo que bajar la persiana hace unas semanas. Este restaurante-museo del clan Bardem, situado en el madrileño Barrio de las Letras, no dudaba en utilizar como reclamo la posibilidad de coincidir “con pintores, cantantes, actores, escritores…”. Parece que la buena estrella no les ha acompañado.
Bar Benteveo. El precavido Alberto Ammann.
Uno de los últimos en sumarse a la aventura hostelera es el actor Alberto Ammann. En el barrio madrileño de Lavapiés, junto a dos colegas de su Córdoba (Argentina) natal, ha abierto el bar Benteveo. Un modesto y típico local de la capital con cañas, copas, vermú de grifo, tapas, ensaladilla, bocadillos y ambiente de los años 70. “Si pones un ‘barcito’, comida nunca te falta y si sacas algo puedes pagar el alquiler del piso”, confiesa. Y es que, pese a su éxito actual (el próximo viernes estrena ‘Tesis sobre un homicidio’, que coprotagoniza Ricardo Darín), nunca olvidará los aprietos económicos que sufrió su familia durante la recesión económica en su país.
La Posada de Antonio. La deslucida ambición de Banderas.
Desde que Antonio Banderas cruzó el ‘charco’ para convertirse en uno de ‘Los reyes del mambo’, sus intentos de extrapolar su éxito a España no han cumplido con las expectativas. Ni las películas que ha grabado en su tierra ni los teatros que ha intentado levantar han conseguido el éxito esperado. ‘La Posada de Antonio’ es un claro ejemplo. Su sueño era desarrollar una franquicia con un centenar de restaurantes repartidos por todo el mundo, pero finalmente se tuvo que conformar con algún local abierto en la provincia de Málaga.
Tribeca Grill. El emperador De Niro.
El personaje que interpretaba Robert de Niro en ‘Toro salvaje’ -y que le valió un Óscar- tenía la obsesión de abrir un club. En la vida real, el veterano actor es socio de dos cadenas de restaurantes (Myriad y Nobu, con más de 26 restaurantes en los cinco continentes). El primer negocio que inauguró fue el Tribeca Grill (Nueva York) en 1990. Su plato estrella son los escalopes de pescado (cuestan 22 euros). “Es posible que tengas la suerte de encontrarte con 'Bobby' (de Niro), pero lo más seguro es que te encuentres con miradas de turistas esperando a que se asome por el local”, decía una de crítica de ‘The New York Magazine’ sobre el establecimiento.
Planet Hollywood. El templo de los noventa.
Como las carreras cinematográficas de Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Demi Moore y Whoopi Goldberg –cuatro de sus propietarios-, la cadena ‘Planet Hollywood’ alcanzó su cénit en los noventa y, desde entonces, no ha hecho más que caer. La compañía ha quebrado dos veces, ha cerrado cerca de cien establecimientos en todo el mundo y en la actualidad permanecen abiertos menos de una decena de restaurantes. La inauguración de cada uno de sus locales parecía el estreno de un futuro taquillazo, pero su fracaso se reflejó en el precio de las acciones que tras alcanzar un máximo histórico en el primer día de cotización (32 dólares) cayeron a menos de un dólar en 1999.
La Fontaine Gaillon. El glamour de Gerard Depardieu.
Restaurante de banqueros durante el día y espectadores recién salidos de la ópera por la noche. Pese a la polémica que persigue al actor franco-ruso Gerard Depardieu, su restaurante la Fontaine Gaillon sigue siendo un éxito en París. Un establecimiento especializado en pescados y mariscos que abrió con Carole Bouquet, su exmujer. Los menús no bajan de los 60 euros por persona, lo cual no es ninguna exageración para la capital francesa. Todos los que lo han visitado aconsejan reservar una mesa en la calle durante las cálidas noches de verano para disfrutar de la fuente que le da nombre al local y del ambiente de la zona.

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